Wednesday, August 11, 2010

¿Que siga la fiesta?

Publicaba ayer El País un artículo de título "Nuestro sí a la fiesta", firmado por tres parlamentarios de la Asociación Taurina Parlamentaria: Miguel Cid, Pío García Escudero y la ex-ministra de cultura, Carmen Calvo.

Empieza el artículo con un subtítulo ya cuestionable: "La Asociación Taurina Parlamentaria mantiene que es un contrasentido total con la legislación vigente que la fiesta de los toros, que está considerada cultura en toda España, sea tachada de ilegal en Cataluña". ¿En qué se basan para afirmar que está considerada cultura en toda España? Sin ir más lejos, en Canarias está prohibida desde 1991, y otras comunidades están planteándose seguir el camino abierto por esta comunidad y por Catalunya.

Prosigue con una frase de difícil comprensión: "ha causado una conmoción dentro y fuera del mundo taurino que no se compadece con la atonía de la fiesta de los toros que, según algunos, se está produciendo en nuestro país", donde supongo que han confundido "compadece" con "corresponde".

Como en anteriores ánálisis, observamos en este artículo nuevamente como, desde ambientes pro-taurinos, se silencia la opinión de los anti-taurinos: "la citada decisión parlamentaria está produciendo innumerables reacciones en toda España que van del estupor a las más encendidas críticas". Exactamente igual, como ya comentamos, que en el Diario Hoy, según los pro-taurinos, en España (entiéndase Catalunya como la gran excepción) no hay nadie que apoye esta decisión, en España no existen anti-taurinos, ni nadie que considere que los animales tienen derechos que debemos respetar, ni ecologistas...
Y ello a pesar, de que dos párrafos más adelante se hace eco de las iniciativas legales que a lo largo de la historia han limitado o prohibido la mal llamada "fiesta", llegando en dos ocasiones a plantearse su prohibición en el Congreso. En este sentido, es de felicitar que el artículo haga un poco de historia del "anti-taurinismo", porque en verdad parecía que en el "pasado" todos los intelectuales, artistas, etc. eran fervientes seguidores de los toros.

"la decisión del Parlamento catalán, (...), nos produce tremenda preocupación y desazón por la forma y fondo que contiene". ¿Y qué hay en "la forma y fondo que contiene" que tanta desazón les produce?

En primer lugar declaran que no aceptan "en absoluto" "que la justificación de la reforma legal no es otra que actuar en defensa de los animales, en este caso el toro, y que no existe razón identitaria y antiespañola en la misma".
Para justificar esto se realiza una argumentación que, cuanto menos, merece figurar en las antologías del razonamiento lógico. Escriben que "Esto es, para proteger al toro se suprime la razón de su existencia, contrasentido que no resiste la lógica más elemental."; pero claro, confunden los derechos individuales de cada animal con un hipotético derecho de la raza del toro de lidia a la existencia. Esta confusión tan tendenciosa, demuestra hasta qué punto son débiles los argumentos de los pro-taurinos, por infantiles y/o mal intencionados.

La legislación actual persigue el maltrato animal, sufrido por cualquier animales como ser individual. Este derecho individual del animal a no ser maltratado no debe confundirse con la protección de una especie. Es decir, la supervivencia de la raza del toro de lidia no puede nunca justificar que los individuos pertenecientes a esa raza sean maltratados. Y eso sí que constituye "la lógica más elemental".

Además, otra confusión recurrente entre los pro-taurinos es referirse al toro de lidia como si se tratase de una especie en sí misma, cuando no se trata más que de una raza. Esto se manifiesta en las siguientes líneas: "En primer lugar, porque la existencia del toro bravo de lidia que se pretende proteger está unida indisolublemente a la fiesta, ya que, de no haber lidia, el toro no existiría.". El toro de lidia no es más que una raza dentro de una especie, que es el toro. "Y no olvidemos que es el ejemplar de nuestra fauna más genuino y de más alto valor zootécnico, pero la finalidad de su existencia es la que es y no otra." ¿En qué se basan para afirmar que es "es el ejemplar de nuestra fauna más genuino"? ¿Es más genuina la raza "toro de lidia" que la especie Lince ibérico? ¿Y para decir que es el "de más alto valor zootécnico"? ¿Cómo se establece esto?

Otra de las afirmaciones recurrentes y dudosamente fundamentadas es acerca de la relación entre existencia de la dehesa y toro de lidia; que para muchos pro-taurinos es casi exclusiva. Los autores afirman que medio millón de hectareas de dehesa dependen de la existencia del toro de lidia: "en las dehesas y en los cortijos de nuestra geografía, que de no existir esta crianza estarían muchas ellas semiabandonadas y, desde luego, sin la protección y el cuidado que hacen de más de medio millón de hectáreas auténticos parques naturales donde la flora y la fauna de multitud de especies conviven con el toro de lidia.". Esta cifra me parece bastante elevada si bien no tengo datos para considerarla falsa (tampoco verdadera, pues los autores no citan fuentes). De cualquier modo, es evidente que la mayor parte de la dehesa depende en la actualidad de la cría del cordero o del cerdo ibérico, y no del toro de lidia.

Los autores del artículo si tocan el tema crucial de la cuestión, que es la existencia o no de derechos de los animales. Cito a los autores: "se argumenta con un tópico que parece extenderse, cual es la existencia de derechos en los animales. Ello constituye una ocurrencia contraria a toda nuestra tradición jurídica y a la normativa vigente en la que los derechos son patrimonio exclusivo de las personas. Esto es, no hay más derechos que los derechos humanos.". Resulta ridículo e incluso indignante que se refieran a la creencia de la existencia de los derechos de los animales como "tópico" y como "ocurrencia". Si algo no han sido jamás los derechos de los animales es un "tópico"; bien al contrario, ha sido motivo de polémica y sólo en las últimas décadas empieza a reconocerse su existencia.
Aun peor es la calificación de "ocurrencia"; la Real Academia define "ocurrencia" como "Idea inesperada, pensamiento, dicho agudo u original que ocurre a la imaginación". Los argumentos a favor de la existencia de derechos de los animales, más allá de que los compartamos o no, son fundamentados en la ética, en la biología, etc. Es especialmente indignante este calificativo viniendo de personas que apelan a argumentos tan etéreos como el "arte" o tan insostenibles como la "tradición".
Discrepan de la catedrática de Ética Adela Cortina, que en el mismo medio defendió que los animales tienen derechos (¿Tienen derechos los animales?), pero no aportan ningún argumento.

Admiten que, como es incuestionable, la legislación actual penaliza al que provoca sufrimiento a un animal pero no por ello aceptan que la legislación reconozca derechos a los animales, y lo argumentan con esta comparación tan demagógica como tendenciosa: "al igual que también se castiga atentar contra la flora protegida y no por ello esta tiene derechos"; saben los autores perfectamente que la protección de determinada fauna se debe a su valor ecológico, no a que se considere que ésta tiene derechos. Con esta declaración queda más allá de toda duda la intención de los autores de confundir, en lugar de argumentar. Pero como hemos dicho los autores admiten que "el maltrato con ensañamiento e injustificadamente a los animales está expresamente prohibido y puede constituir incluso delito con penas de prisión para el infractor"; "maltrato con ensañamiento e injustificadamente", exactamente lo que sucede en una corrida de toros.
Más surrealista es la argumentación del "buen-trato" brindado a los toros en la "fiesta": "Precisamente, al toro de lidia se le enaltece y se le aplaude hasta el extremo de que cuando se hace acreedor de ello por su extraordinaria bravura se le indulta, como sucedió el domingo día 1,".

Como resumen del nivel argumental del artículo casi es suficiente una de las frases finales: "Lo que sucede con la fiesta de los toros es que hay que entender y conocer sus valores para poder opinar ecuánimemente y mucho más para decidir sobre la misma, lo cual no es fácil.". Es decir, sólo los aficionados al toreo deberían poder opinar y decidir sobre ello. Utilizando argumentos demagógicos como los usados por los pro-taurinos podríamos decir que eso es tanto como afirmar que sólo los pederastas deberían decidir sobre la legalidad de la pederastía.

El punto cómico lo aportan con otra de las declaraciones finales: "Desde luego, nuestra Asociación Taurina Parlamentaria no se va a quedar con los brazos cruzados".

Invocar la "libertad" para criticar la prohibición de los toros es una argumentación totalmente estéril. Así como invocar a la igualdad entre españoles: "todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio del Estado"; no hace falta más que pensar en el PER (actualmente conocido como AEPSA) para ver hasta qué punto son diferentes los derechos y obligaciones de los españoles según donde residan.

Terminan los parlamentarios citando al filósofo Andrés de Francisco quien escribió que "las tradiciones tienen un contenido simbólico que está más allá de la utilidad y el cálculo. No pertenecen a la economía, ni siquiera a la política, sino al ámbito del sentimiento y la identidad. Están fuera del mercado, y este, según crece con el capitalismo, las arrincona". Este argumento, el de la "tradición" es el que me resulta más irónico. En primer lugar, es más que evidente que el hecho de constituir o no tradición (o, mejor dicho, el hecho de ser o no calificado por algunos de "tradición"), no puede constituir la base en la que se fundamente la legislación. Pero más allá de esta obviedad, y la razón por la cual la invocación de la "tradición" me parece tan irónica es porque, como ya hemos comentado en diversas ocasiones, muchos de los que ahora repiten "tradición" son abanderados de ls retirada de cualquier símbolo cristiano de los colegios y espacios públicos (el ejemplo más obvio es el de Fernando Savater).

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