Thursday, February 2, 2012

Port Said y la tragedia del Estadio Nacional de Lima in 1964

Lo que sucedió ayer en Port Said, en Egipto, más allá de los aspectos que se puedan ir descubriendo, tiene muchos paralelismos con lo sucedido eel 24 de mayo de 1964 en el Estadio Nacional de Lima.

La descripción que hace Wikipedia de este episodio es la siguiente: "El 24 de mayo de 1964 se jugó en un Estadio Nacional repleto, la asistencia oficial fue de 47.197 espectadores. Aquel día se enfrentaban Perú y Argentina. Esta era la final clasificatoria para las Olimpiadas de Tokio. El seleccionado de Argentina ganaba uno a cero; cuando faltaban dos minutos para el final del partido, Perú marcó el empate a uno, sin embargo el árbitro anuló el gol del empate.




Momento en que el colegiado anula el gol de Perú.


Decisión que no dejó a todos contentos y un aficionado [conocido como el Negro Bomba] salto al campo para agredir al árbitro, tras lo cual los policías soltaron a los perros que se abalanzaron sobre el aficionado que había saltado al campo, esta imagen provoco un ataque de histeria colectiva y la gente que hasta hacia unos segundos eran amigos y estaban sentados unos al lado de otros tranquilamente empezaron a pelearse todos contra todos.




"El Negro Bomba" corre hacia el colegiado para agredirle.


La policía desbordada por la batalla campal que se había formado intento sin éxito parar la batalla con gas lacrimógeno, a esta situación tampoco ayudo que las puertas norte del estadio estuvieran cerradas imposibilitando la salida de la gente. Este acto se saldo con un total de 328 muertos
."



También en Milenio 3, hablaron de este episodio en su interesantísimo especial "Víctimas de la histeria colectiva"

Y aprovecho para transcribir este párrafo, del blog de Jorge Bedregal La Vera, que me parece muy interesante:

"La prensa de la época se desespera tratando de hallar culpables, desde el "Negro Bomba" (el desdichado que saltó a la cancha) hasta el jefe de policía que ordenó disparar bombas lacrimógenas a las tribunas, pasando por los empleados del coso deportivo que cerraron las puertas para evitar la avalancha de las personas que no consiguieron entrada y pretendían ingresar por la fuerza. Por supuesto, los culpables (que los hubo, sin duda) nunca fueron sentenciados. Sin embargo, el gobierno supuestamente democrático de entonces, presidido por el arquitecto Belaúnde Terry, aprovechó la gigantesca tragedia y cocinó en la sangre de los cientos de víctimas el potaje que le permitiría deshacerse de incómodos opositores. Se inició una campaña en la prensa para acusar al Partido Comunista Peruano, vieja organización pro-soviética de haber mandado infiltrados para desencadenar una protesta en el Estadio que desestabilice al gobierno. Cientos de dirigentes políticos y sindicales fueron apresados en una verdadera cacería de brujas, varios fueron torturados, encarcelados sin juicio o deportados. Esta maniobra política burda y vergonzosa, por desgracia, no está en el sitial que merece en nuestra memoria. Hasta donde sé, ningún historiador (licenciado o no) ha tomado este tema, lo hizo más bien con singular maestría y prolijidad un escritor peruano de muchas luces en una novela injustamente olvidada en nuestra literatura. Jorge "Coco" Salázar publicó en 1980 su magnífica obra "La Ópera de los Fantasmas" con la cual ganó el primer premio de Casa de las Américas y toca precisamente este episodio de la vergüenza nacional."

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