Monday, June 1, 2015

Tres consideraciones sobre la pitada al himno en la final de Copa del Rey



Hay un triplete de reflexiones que me gustaría realizar respecto a la sobadísima pitada al himno español durante la final de la Copa del Rey. Más allá de si la pitada nos parece bien o mal, justificada o no, hay una cuestión esencial que no se debe mezclar con aquellas, y es la pregunta: ¿se cometió algún delito? La respuesta simple y llanamente es NO. Y demuestra que la respuesta es NO el hecho que muchas son las veces que han exigido que se legisle al respecto. ¿Por qué debería legislarse sobre algo que ya está legislado?

Así que el Estado español ha optado por un camino alternativo: la siempre subjetiva, dirigida y partidista "justicia" del Comité Antiviolencia.

Podría resultar un ejercicio entretenido, intentar averiguar en qué apartado van a incluir los iluminados de este comité la pitada:

Comisión Estatal contra
- la violencia,
- el racismo,
- la xenofobia y
- la intolerancia
en el deporte.



Escuchaba esta mañana la terturlia de RAC1 sobre la mencionada pitada y se ha planteado una cuestión recurrente, especialmente entre los defensores de aquella entelequía llamada "tercera vía": que el independentismo y el unionismo se retroalimentan con estas polémicas. Es cierto que se produce este efecto de retroalimentación, pero hay algo esencial a tener en cuenta: los actores que han tomado parte en esta polémica en concreto. Y es que, más allá de especulaciones acerca de la participación de la Generalitat, Mas, CiU o Pujol, la realidad es que la pitada ha sido promovida por diversas entidades menores dentro del proceso soberanista. En cambio, en el otro lado, se han encontrado enfrentados al Estado español representado por su Gobierno, sus instituciones, y el mismo partido de gobierno. Se puede discutir cuán acertada o desacertada es la campaña organizada por estas pequeñas organizaciones, pero su "trabajo" no es aportar estabilidad al Estado, como sí es misión de un gobierno de una democracia moderna. 



Una tercera cuestión son las comparaciones que se establecen con otras pitadas. Se compara frecuentemente con las pitadas que se han producido en Francia, pero salvo una final de 2002 en la que participaba un equipo corso, el resto de pitadas se han producido en enfrentamientos entre la selección francesa y combinados extranjeros: Argelia (2001) y Túnez (2008). Esta última es la pitada que motivó modificaciones legales por parte del gobierno de Sarkozy.

Lo interesante es que estas pitadas se producen en partidos internacionales; en el caso español las pitadas se producen con equipos "españoles". Aquí radica la cuestión: si según los defensores del Estado español, los aficionados de ambos equipos son españoles, deben interpretar entonces que la pitada al himno es una protesta política y, por tanto, cualquier sanción, sería represión política propia de estados poco democráticos. La otra opción es considerar a los aficionados de FC Barcelona y Athletic de Bilbao extranjeros...


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