Saturday, January 2, 2021

Sobre el mal, el Diablo y los demonios...

Santiago Camacho es uno de los podcasters más exitosos de habla española con su podcast Días Extraños, dónde aborda temas casi siempre interesantes y plantea a menudo reflexiones sumamente acertadas. No fue así en el último programa "La arquología del mal", dónde un relato sobre la historia de la figura del diablo (o los demonios en general) se cerró con la siguiente conclusión:

"Los seres humanos necesitan al diablo, tal vez porque es algo más cómodo, más fácil, más tranquilizador. Sí, he dicho tranquilizador, porque es mucho más fácil, mucho mas cómodo, mucho más tranquilizador pensar que ese mal del mundo tiene una causa externa, que hay un ser maléfico que busca nuestra perdición; eso es preferible que afrontar la dura verdad: que ese mal que achacamos al diablo en realidad reside en el corazón de los seres humanos." Santiago Camacho en Días Extraños [37:18]

Esta no es una idea nueva, y es una idea que nunca viene acompañada de una explicación: ¿porqué es más cómodo pensar que existe el mal (porque cuando hablamos del diablo hablamos de la representación del mal, y no tanto de una entidad) que pensar que el mal está en los hombres?

La realidad es justo la contraria. Aunque a nivel filosófico puede podríamos discutir si es más cómodo pensar que el mal es algo externo al ser humano, a nivel práctico es más fácil pensar lo contrario: los seres humanos solemos tener una visión muy benevolente de nuestra propia moralidad, dicho de otro modo, en general pensamos que somos muy buenos, y en general pensamos que nuestras malas acciones están justificadas. Y lo mismo pensamos de las personas a las que queremos. Si el mal es algo propio al ser humano, la mayoría pensarán que yo y las personas que a las que quiero somos inmunes a él, nosotros somos de los buenos. Ahora bien, si el mal es algo exógeno, nadie está fuera de peligro, cualquier persona, por buena que sea, puede ser "poseida" por el mal... No parece precisamente una idea tranquilizadora sinó más bien lo contrario... 

No soy un experto en el tema, pero mi visión del cristianismo (y cuando hablo de cristianismo me refiero a las enseñanzas de Cristo - es decir, el Nuevo Testamente) es que el tanto el bien como el mal residen en los hombres,  y el Diablo 'sólo' nos tienta para que hágamos el mal, es decir en el equilibrio entre el bien y el mal en el alma de los hombres, el Diablo intenta inclinar la balanza hacia el mal, pero los hombres en el cristianismo, a diferencia de la interpretación de Santiago Camacho, no son inocentes.

La idea planteada por Santiago Camacho surge de un prejuicio: la creencia de que las personas religiosas son más "simples", y que la religión surge de la incapacidad de los creyentes de afrontar los "azares" del Universo. Y ésto me lleva a la siguiente reflexión. Esta idea es sólo un "escalón" intermedio del pensamiento cientifista: el diablo no existe, son los hombres; el siguiente paso es pensar que el mal no existe. En realidad, ese "escalón" intermedio no tiene sustento lógico. Esa es una conclusión a la que han llegado dos pensadores en las antípodas en cuanto a creencias religiosas: Dostoievskiy y Richard Dawkins.

Dostoievskiy lo definió perfectamente: "Si Dios no existe, todo está permitido"; si Dios no existe, si el hombre es sólo otro animal más producto "afortunado" de la evolución, la moral es tan ficticia como la idea de Dios.

Richard Dawkings, uno de los más famosos ateistas, lo explicó así:
"En un universo de electrones y genes egoístas, de fuerzas físicas ciegas y de replicación genética, algunas personas van a resultar heridas, otras serán afortunadas, y no encontraremos ninguna moraleja ni razón en ello, tampoco ninguna justicia. El universo que observamos tiene precisamente las propiedades que deberíamos esperar si, en el fondo, no hay ningún diseño, ningún propósito, ningún bien ni ningún mal, nada más que indiferencia ciega y despiadada."
Richard Dawkins, 'River Out of Eden: A Darwinian View of Life'

Dicho de otro modo: la moralidad en el ateismo surge de la incapacidad de los ateos de afrontar los "azares" de un Universo sin Dios.

La realidad es que el mal es muy real, no importa que el demonio sea un ente independiente o una idea que represente el mal del mundo.

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