Aunque con retraso, voy a colgar unas reflexiones sobre lo que ha sucedido en el PSOE en el último mes y cómo ha afectado a la gobernabilidad de España.
Lo que ha sucedido en el PSOE es tan surrealista que por primera vez he estado de acuerdo con un análisis de Borrell...
Debo decir que en el panorama electoral español, Pedro Sánchez ya era el que menos grima me provocaba pero después del aquelarre que lo ha “destronado” hasta lo miro con simpatía...
Si tuviese que explicar lo que sucedió en el PSOE en una frase sería: golpe de estado del sector andaluz del PSOE, apoyado/promovido per las élites (si lo dudan, vean el papel que jugó El País - Cebrian es del steering committee de Bilderberg) contra Sánchez.
Los personajes que se conjuraron en este esperpento contra Sánchez son lo “mejor” del PSOE: todos los dinousaurios, con Felipe González a la cabeza, el caciquismo andaluz, Chacón...
De hecho, entre las frases que quedarán para la historia están el “'La única autoridad en el PSOE soy yo” de una señora llamada Verónica Pérez y el curioso análisis de los resultados electorales en el País Vasco por parte de Felipe:
"Regionalmente, nunca hemos tenido peor resultado en el País Vasco, a pesar de las cosas que hicimos... tá, pá, pá...". [Huffington Post]
Si ampliamos el foco a nivel de política española, aparece el tema de la gobernabilidad. Me parece un tema ético muy interesante: lo lógico, lo "sensato" sería que el PSOE se abstuviese... Pero la campaña de Sánchez era en esencia "No a Rajoy", y los votos que tiene son votos "No a Rajoy"... ¿No es una traición a esos votantes, abstenerse?
¿Hay o no traición a los votantes. ¿Por qué dices que no? Si te presentas con una oposición frontal a algo, y después votas a favor (la abstención es darle el gobierno a Rajoy), ¿cómo puede no ser eso una traición? Otra cosa es que me dijeses que el interés general está por encima de la fidelidad a los votantes.
Desde un punto de vista ético, creo que eso es más importante que facilitar la gobernabilidad. ¿O está el interés general por encima de los compromisos con los votantes? Debate interesante, sin duda.
Escuché en RAC1 el pasado 30 de septiembre un análisis radical, pero interesante, de Ernest Folch; lo que decía, aunque puede parecer apocalíptico, tiene su punto: según esta teoría, lo que pasa no es sólo un golpe de estado dentro del PSOE, sino un golpe de estado en el Estado (valga la redundancia), porque lo que se busca es dar el gobierno a alguien que, sin esta maniobra (digamos dudosa), no lo tendría. Es cierto que los políticos incumplen promesas continuamente pero lo que los “rebeldes” quieren a toda costa es evitar terceras elecciones y evitar que voten los militantes del partido.
Suena dramático, pero tiene su punto de razón: un grupo dentro de un partido quiere tomar el control de ese partido (a espaldas de los militantes) para dar el gobierno a una persona. Lo que lo diferencia de un golpe de estado tradicional, entre otras cosas, es que la persona o personas beneficiadas no tienen, al menos que se sepa, nada que ver con el golpe.
A nivel global, lo sucedido en el PSOE tiene mucho que ver con lo acontecido en otros partidos occidentales. Jeremy Corbyn o Bernie Sanders son dos ejemplos de cómo las élites controlan los partidos tradicionales, y cómo se aseguran que al final, sean sus candidatos los que puedan ser elegidos democráticamente por los ciudadano (Donald Trump, aunque en las antípodas idiológicas de lso anteriores,es un ejemplo de como no siempre se salen con la suya). Es uno de los mecanismos, uno más, de las democracias guiadas, en las que vivimos.
Lo que ha sucedido en el PSOE es tan surrealista que por primera vez he estado de acuerdo con un análisis de Borrell...
Debo decir que en el panorama electoral español, Pedro Sánchez ya era el que menos grima me provocaba pero después del aquelarre que lo ha “destronado” hasta lo miro con simpatía...
Si tuviese que explicar lo que sucedió en el PSOE en una frase sería: golpe de estado del sector andaluz del PSOE, apoyado/promovido per las élites (si lo dudan, vean el papel que jugó El País - Cebrian es del steering committee de Bilderberg) contra Sánchez.
Los personajes que se conjuraron en este esperpento contra Sánchez son lo “mejor” del PSOE: todos los dinousaurios, con Felipe González a la cabeza, el caciquismo andaluz, Chacón...
De hecho, entre las frases que quedarán para la historia están el “'La única autoridad en el PSOE soy yo” de una señora llamada Verónica Pérez y el curioso análisis de los resultados electorales en el País Vasco por parte de Felipe:
"Regionalmente, nunca hemos tenido peor resultado en el País Vasco, a pesar de las cosas que hicimos... tá, pá, pá...". [Huffington Post]
Si ampliamos el foco a nivel de política española, aparece el tema de la gobernabilidad. Me parece un tema ético muy interesante: lo lógico, lo "sensato" sería que el PSOE se abstuviese... Pero la campaña de Sánchez era en esencia "No a Rajoy", y los votos que tiene son votos "No a Rajoy"... ¿No es una traición a esos votantes, abstenerse?
¿Hay o no traición a los votantes. ¿Por qué dices que no? Si te presentas con una oposición frontal a algo, y después votas a favor (la abstención es darle el gobierno a Rajoy), ¿cómo puede no ser eso una traición? Otra cosa es que me dijeses que el interés general está por encima de la fidelidad a los votantes.
Desde un punto de vista ético, creo que eso es más importante que facilitar la gobernabilidad. ¿O está el interés general por encima de los compromisos con los votantes? Debate interesante, sin duda.
Escuché en RAC1 el pasado 30 de septiembre un análisis radical, pero interesante, de Ernest Folch; lo que decía, aunque puede parecer apocalíptico, tiene su punto: según esta teoría, lo que pasa no es sólo un golpe de estado dentro del PSOE, sino un golpe de estado en el Estado (valga la redundancia), porque lo que se busca es dar el gobierno a alguien que, sin esta maniobra (digamos dudosa), no lo tendría. Es cierto que los políticos incumplen promesas continuamente pero lo que los “rebeldes” quieren a toda costa es evitar terceras elecciones y evitar que voten los militantes del partido.
Suena dramático, pero tiene su punto de razón: un grupo dentro de un partido quiere tomar el control de ese partido (a espaldas de los militantes) para dar el gobierno a una persona. Lo que lo diferencia de un golpe de estado tradicional, entre otras cosas, es que la persona o personas beneficiadas no tienen, al menos que se sepa, nada que ver con el golpe.
A nivel global, lo sucedido en el PSOE tiene mucho que ver con lo acontecido en otros partidos occidentales. Jeremy Corbyn o Bernie Sanders son dos ejemplos de cómo las élites controlan los partidos tradicionales, y cómo se aseguran que al final, sean sus candidatos los que puedan ser elegidos democráticamente por los ciudadano (Donald Trump, aunque en las antípodas idiológicas de lso anteriores,es un ejemplo de como no siempre se salen con la suya). Es uno de los mecanismos, uno más, de las democracias guiadas, en las que vivimos.
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