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Wednesday, January 1, 2014

El editorial del Financial Times sobre "el asunto catalán"

El editorial del Financial Times, "Spain's next crisis" supuso el pasado día 15 de diciembre, una interesante y reivindicable opinión desde fuera sobre el conflicto existente entre Catalunya y España.

En primer lugar, la mera existencia del editorial supone un revés para el Gobierno del Estado, que intenta ningunear el conflicto, convirtiéndolo en un problema pasajero, un "calentón" de una "minoría ruidosa" catalana "adoctrinada" por la educación y los medios de comunicación "nacionalistas".

El subtítulo del artículo supone el segundo revés para las tesis unionistas: "No es demasiado tarde para que Madrid acomode a los catalanes". Fíjense, que el subtítulo pone la pelota en el tejado del Estado.

Es más, en el primer párrafo, el editorial dice literalmente: "[CiU, ERC i ICV] Han establecido una fecha para un plebiscito en noviembre próximo, que les planteará los catalanes dos preguntas: quieren que Cataluña sea un estado y, en caso afirmativo, quieren que ese estado se independence de España. En este "caramelo" se encuentran los ingredientes para una solución."

Aun hay más: "Pero [España] todavía no ha formado un hogar plurinacional lo suficientemente cómodo para sus pueblos culturalmente diferenciados.". Y después habla de "nacionalismo reduccionista" en el que incluye el "nacionalismo castellano": "Esto fomenta el nacionalismo reduccionista, en la España castellana y entre los catalanes y los vascos", una auténtica bofetada a los nacionalistas españoles que niegan serlo. Catalanes y vascos discutirremos si nuestro nacionalismo es o no "reduccionsita", la inmensa mayoría de los españoles niega la mera existencia de un "nacionalismo castellano"...

La cosa aun se pone más interesante: el editorial cita como chispa desencadenante de la situación actual, no el "adoctrinamiento de los niños catalanes en la escuela y de los adultos por parte de TV3", como intenta hacernos creer desde Madrid, sinó la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Catalunya: "Había suficiente flexibilidad en el sistema cuasi-federal de España para dar cabida a los catalanes, hasta que fue saboteado en 2010 por el señor Rajoy  el Partido Popular, persuadiendo a sus propuestos [por el PP] en el Tribunal Constitucional para derogar aspectos sensibles del reformado estatuto de autonomía de Cataluña", acusando directamente al PP y a Rajoy de sabotear el sistema existente.
Y sigue: "Artículos idénticos fueron dejados intactos en los estatutos de la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares, bajo el gobierno del PP."

Y concluye tajantemente: "Eso desató el separatismo catalán, hasta entonces un movimiento marginal". Además habla de "politización de la justicia" y de que se trata de "sólo una de las instituciones desvencijadas de España que necesita una reforma".

Otro golpe directo a las teorías unionistas: "En lugar de conducir a su pueblo, el señor Mas está siendo liderado por él", poniendo nuevamente la crítica en el papel de Rajoy: "y Rajoy le ha acorralado en una esquina, al insistir que la constitución post-Franco -que consagra la indisoluble unidad de España- es inmutable". Fíjense en la puntualización "constitución post-Franco"...

"Las encuestas dicen que los catalanes preferirían más autogobierno -incluyendo un grado de autonomía fiscal-, pero se irán por su propio camino si la única alternativa es un status quo, que el gobierno del Sr. Rajoy está erosionando." Es decir, afirma que el gobierno del PP está "erosionando el status-quo". Y justifica así, que los catalanes pidan más autogobiero e, incluso se puede deducir, que justifica la opción independentista, en caso de que el gobierno de Rajoy, no lo conceda.

"Este es un problema político que requiere una solución negociada -más federalismo dentro de la imperiosa necesidad de España de renovación institucional. No son sólo los catalanes sino  también los principales partidos españoles, el PP del señor Rajoy y los socialistas, que deben estar a la altura." Nuevamente, habla de necesidad de "renovación institucional" en España, de "más federalismo" y de que la pelota está en el tejado del Estado (PP y PSOE).

Me parece difícil desmontar más mitos unionistas en menos espacio. Personalmente sólo añadiría un comentario: teniendo en cuenta que el Estado no va a conceder más autogobiero a Catalunya, ni va a mejorar realmente su situación fiscal (aunque probablemente intente hacernos creer que lo hace - mentira a la que ya estamos habituados). ¿qué solución creen que plantea el editorial del Financial Times?

Monday, September 24, 2012

Análisis de "Las cuentas de la lechera"

El País publica hoy una nueva entrega sobre "el problema catalán". Si ayer era el presidente Cebrián el que intentaba argumentar contra la independencia, hoy son dos economistas (uno del CSIC y otro profesor español de la Universidad de Edimburgo) los que argumentan contra los beneficios económicos de la independencia.

El artículo se resume ya con una falsedad: "Los medios de comunicación catalanes se empeñan en repetir que la independencia es la solución de todos nuestros males, al menos de los económicos.". Ni todos los medios catalanes están a favor de la independencia, ni todos los medios independentistas afirman que "la independencia es la solución de todos nuestros males", ni siquiera que sea "la solución de todos nuestros males económicos".

Y la segunda frase incluye otra falsedad: "Pero no es cierto, los costes serían mayores que los beneficios". Es curioso que unos economistas puedan realizar afirmaciones tan simplistas. En todo caso, se podrá argumentar que, a corto plazo (asumiendo boicot comercial de España a Catalunya, expulsión de la UE y zona euro, etc.) los costes serían mayores que los beneficios, pero a medio-largo plazo los beneficios serían mayores que los costes. Que algunos economistas (incluso en el CSIC) realicen análisis tan cortoplacistas y simplistas, tal vez explique porque España se encuentra en la situación económica que se encuentra.

El artículo se abre con una afirmación que describe un hecho irrefutable: "De un tiempo a esta parte, las consideraciones de carácter económico han venido a ocupar un lugar central en el argumentario del independentismo catalán. Se trata así de llegar a través de la cartera a un segmento importante de la población que sería muy difícil de ganar para la causa a través del corazón. Hasta el momento la estrategia ha funcionado estupendamente..." Hasta aquí los hechos, empiezan ahora las interpretaciones interesadas: "....ante la incomparecencia del adversario que, una de dos, o ha dado por buena la tesis nacionalista del maltrato económico a Cataluña (como las delegaciones o socios locales de los grandes partidos nacionales), o no se ha molestado en responder a la misma con datos y argumentos (como los sucesivos gobiernos centrales del país)." En primer lugar, no es cierto que no haya habido quién ha intentado rebatir los datos económicos expuestos por el independentismo. Baste recordar las portadas recurrentes de La Razón, como muestra más llamativa. Y otra puntualización, es que los autores olvida una tercera explicación por la cual la estrategia económica independentista haya funcionado "estupendamente": que simplemente tengan la razón o, como mínimo, que sus razones sean más convincentes que las de sus "adversarios".

Desarrollan entonces la simplificación que ya hemos comentado: "Los medios de comunicación catalanes repiten machaconamente una opinión que se presenta como una verdad casi obvia: que la independencia sería la solución de todos nuestros males —o al menos de los de carácter económico—. Libre por fin de una España que la exprime, una Cataluña “rica y plena” ocuparía su merecido lugar entre las economías más prósperas y saneadas del mundo y podría permitirse al mismo tiempo un estado del bienestar de verdad y menores impuestos. Desaparecerían por arte de magia la crisis y los tan denostados recortes." Ya hemos realizado tres puntualizaciones acerca de esta teoría: ni todos los medios catalanes son independentistas, ni afirman que la independencia sea la solución de todos los males, ni tampoco que sea la solución de todos los males económicos de Catalunya. Resulta curioso leer en palabras de dos economistas una interpretación tan manipulada, tendenciosa y maniquea de los argumentos independentistas: "Libre por fin de una España que la exprime, una Cataluña “rica y plena” ocuparía su merecido lugar entre las economías más prósperas y saneadas del mundo y podría permitirse al mismo tiempo un estado del bienestar de verdad y menores impuestos. Desaparecerían por arte de magia la crisis y los tan denostados recortes." Los autores cogen una argumentación política de miting y la convierten en la teoría económica de los independentistas. Como si los economistas independentistas cogiesen las palabras de Mónago ("Cataluña pide y Extremadura paga") y las tomasen como el resumen de los argumentos económicos unionistas.

Dejando de lado estas trampas, y el lenguage demágogico y tendencioso de todo el artículo ("...carro nacionalista convencidos de que en una Cataluña independiente ataríamos a los perros con longaniza..."), vamos a por el análisis económico. Veamos la explicación:

"El punto de partida son los 16.409 millones de euros que supuestamente España roba a Cataluña cada año. (...) Primero porque se calculan mal los beneficios fiscales de la independencia. Y segundo porque una condición necesaria para que tales beneficios lleguen a materializarse es que la secesión no tenga ningún efecto sobre el PIB catalán, lo que parece poco probable."

"En primer lugar, el saldo fiscal del que se parte es engañoso. El cálculo preferido por la Generalitat (en base al método del flujo monetario) exagera el déficit fiscal porque solo tiene en cuenta aquellos gastos del Estado en los que el dinero llega físicamente a Cataluña. De acuerdo con las estimaciones de la propia Generalitat (por el método del flujo de beneficio), de aquí habría que sustraer 5.148 millones, que es la parte que corresponde a Cataluña del coste de los servicios generales del Estado que le benefician pero que no se producen físicamente en ella. En esta partida se incluyen entre otras muchas cosas las embajadas españolas, casi todas las bases militares del país y los servicios centrales de los ministerios y de la Agencia Tributaria estatal." Esos 5.148 millones de los que hablan los autores (citando a la Generalitat), corresponden a lo que se suele llamar "gasto no regionalizable", es decir, inversiones del Estado que se suelen repartir entre todas las comunidades. Es cierto que una parte de esa cantidad tendría que ser desarrollada por la Generalitat, pero ni de lejos toda. Los hechos que no tienen en cuenta los autores son:
- Duplicidad de administraciones. Como los mismos unionistas suelen repetir, existe duplicidad en la mayoría de servicios del Estado. Salvo en el aspecto fiscal y comparado con el País Vasco, Catalunya es la comunidad que tiene más desarrollada su administración. Tomar como ejemplo, de inversión incluida en estos 5.148 millones, las excepciones (ejército o embajadas) es impropio de economistas serios.
- Inversiones propias del Estado español que Catalunya no tendría que asumir; por ejemplo, prácticamente nada en cultura (por ejemplo, el Instituto Cervantes o el Museo del Prado).

Y el segundo argumento es el de la "economía de escala": "Aunque en estos organismos puede haber algo de grasa prescindible, en general se trata de servicios que una Cataluña independiente tendría que producir de alguna forma por su cuenta —a un coste significativamente mayor que el actual porque en muchos casos hay fuertes economías de escala.", según el cual, por su menor tamaño, los costes de un estado catalán serían mayores que los del estado español. Los autores, aunque afirman que "puede haber algo de grasa prescindible", toman el coste que esos servicios tienen para el Estado español como referencia de cálculo para una futura Catalunya y le aplican un incremento basado en "suponemos que la pérdida de economías de escala eleva estos costes en un 25%". Pero también deberían tener en cuenta que Catalunya tiene un porcentaje de funcionarios que es casi la mitad de la media del total del Estado (incluyéndose a sí mista), así que, sólo teniendo en cuenta este hecho, es lógico pensar que el coste de esa misma tarea sería menor.

Hablan después de los efectos de la aparición de una nueva frontera: "Aún así, tendríamos una frontera entre Cataluña y el resto de España, que es, con enorme diferencia, su principal cliente. Y las fronteras —incluso sin aranceles— tienen un notable efecto disuasorio sobre el comercio. Según los cálculos preliminares que ha realizado uno de nosotros utilizando un modelo matemático estándar en economía internacional, bajo la hipótesis de que la relación entre los dos nuevos países es tan cercana como la que ahora existe entre España y Portugal, la reducción de los flujos comerciales entre ellos supondría un descenso del PIB catalán del 9%". Me encanta que los datos se fundamenten en "cálculos preliminares que ha realizado uno de nosotros utilizando un modelo matemático estándar en economía internacional", básicamente porque no nos aclaran absolutamente nada sobre dichos cálculos. Sí sabemos que utilizan la comparación entre una hipotética frontera Catalunya-España con la frontera España-Portugal; una comparación que carece de toda relevancia porque el caso es justamente el contrario: España y Portugal son dos paises que, gracias a la UE, han ido disminuyendo las "barreras" existentes en el comercio entre los dos paises; por contra, la independencia de Catalunya supondría según los autores, el incremento de esas "barreras", es decir, justamente lo opuesto. Dicho claramente, la frontera hispanoportuguesa ha dificultado desde 1640 el comercio entre los dos paises (hasta la entrada de ambos en la UE); una futura frontera (recuerden, no hablamos de boicots, sino de dificultades derivadas de una frontera) entre España y Catalunya no tendría un efecto tan negativo en una relación comercial existente.

Es de agradecer, de todos modos, que los autores no reincidan en desarrollar los argumentos recurrentes dle unionismo, y sólo los mencionen de pasada: "El boicot al cava que sufrimos hace unos años no permite augurar un divorcio precisamente cordial", pero, como diría Sala i Martín, ese mismo boicot al cava, si "permite augurar" qué tendría que hacer la industria catalana para minimizar las consecuencias de ese boicot.

Aunque los autores no se resisten a terminar su artículo con una mentira: "Y la propia Comisión Europea nos ha recordado hace unos días que una Cataluña independiente quedaría en principio fuera del mercado único y del euro". Cuando la realidad es que la UE ha dicho, en boca de su presidente, que "la solución tendría que encontrarse y negociarse dentro del ordenamiento legal internacional", lo cual dista mucho, por decirlo suavemente, de ser lo que escriben los autores, que basan su afirmación en las declaraciones previas desautorizadas por Joaquín Almunia, de un portavoz, Olivier Bailly.

En resumen, los cálculos de los autores son tan sesgados como los de los independentistas más quiméricos. Pero, lo que es peor, sólo tienen en cuenta los efectos a corto plazo. Sinceramente, una decisión como la independencia, tiene que tomarse con una perspectiva más amplia.

Friday, April 27, 2012

The Wall Street Journal afirma que Catalunya sufre expolio fiscal

"El resultado? Cataluña es la sede de la industria española y uno de los distritos industriales más importantes de Europa. Sin embargo, cada año desde 1986, un 9% del PIB del territorio catalán deja la región para ser redistribuida o pasar por Madrid. En España, sólo las Baleares aporta un mayor porcentaje anual. En ningún otro lugar de Europa o Norteamérica, tienen lugar transferencias intranacionales de este tamaño." [The Wall Street Journal]